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Beato de Saint-Sever

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Beato de Saint-Sever

DETALLES DE LA OBRA

  • Medidas: 36,7 x 28.6 cm.
  • Fecha: siglo XI.
  • Miniaturas: 102 ilustraciones. 5 a doble página.
  • Autor: Stephanus Garcia (f. 6r) para Gregorio de Montaner (f. 1r).

  • LA EDICIÓN ESPECIAL
  • Medidas: 35,6 x 27,5 cm.
  • Soporte: pergamenata de 190 gramos envejecido.
  • Impresión: a su color más oros.
  • Encuadernación: cosido natural. tapas de piel.
  • Libro de estudios: estudio codicológico y de las miniaturas.
  • Tirada mundial: 666 ejemplares numerados y certificados por acta notarial.

El Beato de mayor relevancia artística

El Beato de Saint-Sever es una obra singular que dejó una profunda huella en la iconografía, pintura y escultura románica de los siglos XI y XII. Esta obra es especialmente destacada debido a su calidad y riqueza artística. Es la única copia que se realizó más allá de los Pirineos, y su impacto en el arte de la época fue significativo.

Este manuscrito iluminado fue creado en un scriptorium francés alrededor de los años 1050-1070, muy probablemente en la Abadía de Saint-Sever, ubicada en el Camino de Santiago, en el suroeste de Francia. Su origen y contexto histórico lo convierten en una obra de gran valor cultural y artístico.

En su primera página aparece un exlibris que lo dedica a Gregorio de Muntaner, de origen español, quien fue abad de la abadía entre los años 1028 y 1072. Esta dedicación es un testimonio de la importancia que se le atribuyó a la obra desde su creación. Además, el manuscrito está firmado por Stephanus Garsia, quien se presume que era un monje copista e iluminador español, lo que refuerza su conexión con la cultura ibérica.

En la actualidad, este valioso Beato se encuentra resguardado en la Biblioteca Nacional de Francia (BnF), bajo la referencia Ms. Lat. 8878. Su preservación en esta institución garantiza que esta obra maestra siga siendo accesible para futuras generaciones, permitiéndonos apreciar y estudiar su extraordinario legado artístico e histórico.

¿Quiénes fueron los propietarios?

El Beato de Saint-Sever ha tenido una historia fascinante en cuanto a su propiedad a lo largo de los siglos. Uno de sus primeros propietarios registrados fue Guillermo Guerry de Tiffauges, originario de la Vendée, quien, en algún momento antes de 1628 y durante el temprano siglo XVII, realizó un gesto notable al obsequiar este precioso manuscrito al influyente cardenal de Burdeos, Francisco d’Escoubleau de Sourdis.

Este trascendental acto de donación queda debidamente documentado en la última hoja del manuscrito, identificada como folio 290v. Sin embargo, el relato de cómo este Beato de Saint-Sever pasó de las manos del cardenal a las del librero Caignat es un misterio que aún no ha sido resuelto por los historiadores. Lo que sabemos es que el manuscrito terminó en posesión de Caignat, quien lo incorporó con el número 93 a su colección personal.

Luego, en un episodio que añade más misterio a su historia, este antiguo tesoro artístico y religioso se vendió por el valor de 15 libras a un coleccionista bibliófilo, cuyo nombre se ha perdido en las sombras del tiempo. Finalmente, en un giro de los acontecimientos, el Beato de Saint-Sever encontró su lugar de descanso en la Bibliothèque nationale de Francia en 1790, donde ha sido resguardado y preservado para las generaciones futuras. Su llegada a esta prestigiosa institución marcó el comienzo de una nueva fase en su historia, permitiendo que este valioso testimonio del arte y la cultura perdurara a lo largo de los años.

El primer Beato románico

El Beato de Saint-Sever ocupa un lugar de destacada importancia en la evolución de los manuscritos iluminados conocidos como «Beatos» que se basan en el comentario al Apocalipsis escrito por Beato de Liébana. Si bien el Beato de Fernando I representa el último exponente de la tradición visigótica, el de Saint-Sever marca un hito como el primero en la era románica.

Este contraste se revela en varios aspectos significativos. En primer lugar, mientras que el Beato de Fernando I se adhiere a la Rama II, que se basa en la versión del Comentario de Beato redactada en 785-86, el Beato de Saint-Sever se sitúa en la Rama I, que corresponde a la recensión textual de 776. Este cambio textual indica una adaptación y una reinterpretación del legado de Beato de Liébana en una nueva era cultural y artística.

Desde una perspectiva pictórica, el Beato de Saint-Sever muestra una inclinación hacia la Rama II en lugar de la Rama I, debido a que incorpora elementos iconográficos y estilísticos que no se encuentran en la Familia I de los Beatos. Estos elementos visuales sugieren una evolución y enriquecimiento en la iconografía utilizada para ilustrar el Apocalipsis de San Juan.

El Beato más ilustrado

El Beato de Saint-Sever destaca notablemente por su singularidad artística al incorporar ilustraciones que no se encuentran en ningún otro manuscrito basado en el comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana. Esta característica, combinada con su paleta de colores básicos, lo convierte en un ejemplar extraordinariamente original en el conjunto de los Beatos iluminados.

Entre las ilustraciones más notables que lo distinguen se encuentra la representación titulada «Daniel en el foso de los leones» (folio 239 v.), una escena que también aparece en otros nueve códices de la misma tradición. Sin embargo, en el Beato de Saint-Sever, esta ilustración adquiere una singularidad y una expresividad única, lo que lo convierte en un punto culminante de su rica iconografía.

La elección de colores básicos en la iluminación de este manuscrito no solo es atípica sino que también aporta un aspecto distintivo a sus páginas. Estos colores, utilizados con maestría por los iluminadores, añaden una vibrante simplicidad que contrasta con la paleta más variada de otros Beatos. Este enfoque cromático no solo realza las ilustraciones sino que también resalta la importancia de la iconografía en la narración visual del Apocalipsis.

Es una obra excepcional

El llamado «Ciclo de Daniel» es una narración visual que se encuentra en los Beatos de la Rama II, específicamente incorporada por Beato de Liébana en su corrección de 785. Esta secuencia excepcionalmente también se presenta en el Beato de Saint-Sever, perteneciente a la Rama I, lo que lo convierte en un caso único entre los manuscritos Beatos.

Dentro de este ciclo, una de las escenas más destacadas es la representación de Daniel escribiendo (folio 217 v.). Esta escena es notable por su ausencia en cualquier otro Beato conocido, lo que confiere al Beato de Saint-Sever un estatus especial y una singularidad en la tradición de los Beatos iluminados.

La presencia de esta escena en el Beato de Saint-Sever es un testimonio de la originalidad y la creatividad de sus iluminadores, que se aventuraron a incluir una representación única en este manuscrito. La imagen de Daniel escribiendo no solo enriquece el contenido del Beato, sino que también añade una capa adicional de profundidad y significado a la narrativa visual que lo acompaña.

Creatividad incomparable

Los tres talentosos artistas detrás del Beato de Saint-Sever optaron por una paleta de colores notablemente sencilla, pero su genialidad artística es realmente insuperable.

Un ejemplo extraordinario de su creatividad se puede observar en la ilustración que representa «El Diluvio» (folio 85 recto). Esta escena particular, dentro del manuscrito, ha dejado una marca indeleble en la historia del arte, incluso sirviendo de inspiración a uno de los más grandes pintores del siglo XX: Pablo Picasso. En su icónica obra «Guernica,» encontramos un soldado caído cuya figura guarda un asombroso parecido con el cadáver representado en la miniatura de «El Diluvio» del Beato de Saint-Sever.

A pesar de la aparente simplicidad de la paleta de colores utilizada por estos artistas, su habilidad para evocar emociones y transmitir narrativas impactantes es impresionante. La elección consciente de colores básicos revela una destreza en la composición y el uso del contraste que eleva la calidad artística de sus obras a niveles sublimes.

El impacto artístico del Beato de Saint-Sever no se limitó a Pablo Picasso; también dejó su huella en la obra de otro ilustre pintor, Henri Matisse, quien encontró inspiración para su obra «La Danza». Este cuadro emblemático, encargado en 1909 por un adinerado mecenas ruso, exhibe la representación de cinco cuerpos entrelazados que presentan una similitud asombrosa con los tres hombres ahogados que figuran en «La Tercera Trompeta» del Beato de Saint-Sever.

Este notable paralelo entre «La Danza» de Matisse y la ilustración del Beato de Saint-Sever resalta aún más la influencia perdurable de esta obra medieval en la creación artística moderna. La capacidad del manuscrito para inspirar a dos de los más grandes artistas del siglo XX, Picasso y Matisse, subraya su relevancia y su legado en la historia del arte, trascendiendo las fronteras del tiempo y del estilo artístico.

Edición facsímil

Esta edición se ha elaborado siguiendo los estándares de calidad de un facsímil, pero no se considera una reproducción facsímil en el sentido estricto.

La Bibliothèque nationale de France (BnF) ha otorgado su autorización para esta edición, dado que ya existe un facsímil completo y fiel al manuscrito original, publicado en 1982.

Este facsímil incluye el ciclo de miniaturas en su totalidad, con todos los colores y detalles dorados, y ha sido impreso en pergamino envejecido. Además, el texto incorporado corresponde a los folios tanto rectos como vueltos de cada página del manuscrito original. Esta cuidadosa reproducción busca preservar y compartir la belleza y el contenido completo de la obra original con la máxima fidelidad posible.

    DESEO CONOCER EN PROFUNDIDAD LOS DETALLES DE LA OBRA.

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